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martes, 18 de noviembre de 2014

Claves para criar niños felices

Fuente:El Nuevo Día
Educar en la felicidad, mejorar la calidad de vida de las familias, sin gritos, llantos ni desgaste emocional es la propuesta que la psicóloga española Silvia Álava entrega en su libro “Queremos hijos felices”.

Suena bonito, pero ¿es posible aún cuando no se tiene idea de cómo hacerlo? La experta en psicología infantil está segura que se puede aprender, ya que parte de la premisa de que los niños, “no vienen con un manual de instrucciones”.

Su propuesta es educarlos en los valores de la humildad, el compromiso, la gratitud, la honestidad y el esfuerzo, porque de esa forma, las dinámicas familiares pueden ser mucho más enriquecedoras y menos aterradoras tanto para padres como los hijos.

Entonces, para que todo fluya en la onda del bienestar y la felicidad, aconseja, primero que los padres deben saber que ambos forman un buen equipo, donde no se puede delegar en uno, más que en otro las responsabilidades, es decir, ninguno puede excusarse con frases como “esto te tocaba a ti”, ni tampoco se le pedirá a los abuelos cumplir con esos roles.

Este “equipo”, además, será el encargado de acordar los límites y reforzar los comportamientos deseados. Algo muy importante, porque sin ellos, Silvia Álava afirma que los hijos se sienten muy perdidos.

Por eso, en “Queremos hijos felices. Lo que nunca nos enseñaron”, el segundo de la colección “Tu vida en positivo”, describe en orden cronológico las situaciones que irán viviendo los padres desde que sus hijos nacen hasta los 6 años de edad.

Las dificultades

¿Es más difícil educar hoy? La experta infantil, Álava piensa que sí, a pesar de que existe mayor información que antes. “Sin embargo, sólo nos hemos preparado para afrontar con éxito nuestra vida profesional pero apenas hay formación para ser padres”, explicó en una entrevista publicada en la revista on line Mujerhoy. El libro aborda también el cómo tratar los miedos, la relación con la comida, los celos y las nuevas tecnologías, entre otros. Además, la psicóloga dedica un capítulo al tema de los castigos, en el que explica lo importante que es para los hijos que sepan que las cosas que ellos hacen tienen sus consecuencias.

“Algo que hacen mal los padres es imponer castigos de larga duración, que en muchas ocasiones no son capaces de llevar a cabo y pierden la credibilidad. Lo mejor es fijar consecuencias inmediatas sobre la conducta del pequeño”, aconseja Silvia Álava.

En la misma línea, escribe que los juguetes deben ser los justos y pide no caer en las campañas de publicidad, porque los chicos no son más felices con la acumulación. Es más, opinó en una nota publicada en Europa Press, que “a los niños les tiene que costar conseguir sus juguetes y deben aprender a valorarlos”.

Tus herramientas

Claves de la autora Silvia Álava para inspirarse y actuar, porque la felicidad de los hijos requiere de trabajo, disciplina y dedicación.

Normas y límites: Actuar sin culpas por “no estar” ni saltárselas por recompensar alguna carencia. Ofrece referencias porque ellos necesitan saber qué se puede hacer y qué no y qué camino elegir.

El refuerzo: Premiarlos cuando hacen algo bien con cariños es eficaz. El refuerzo social es mejor que el refuerzo con premios o golosinas. Ahora en caso contrario, sin castigar. Enséñale que cada acto tiene una consecuencia.

El valor del modelo: Los niños copian a las personas que los rodean; pon atención a tus comportamientos.

Ser congruentes: Sé coherente con lo que quieres que aprendan y no hagas lo contrario. No le pidas que hagan cosas que los adultos no hacen.

Evitar el “bueno”, “la mala”: Los padres deben tener una misma línea de educación.

Los valores: Si quieres que aprendan lo que es la sinceridad, el esfuerzo, la amistad, la gratitud y la compasión tienes que actuar, ser y vivir con esos mismos valores.

La sobreprotección: Es un gran error pues desarrollan menos competencias emocionales, son más inseguros e intolerantes, tienen menos habilidades sociales. No hay que resolverles problemas sino dejarlos hacer las cosas que ya están preparados para hacer.


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