Variedades

domingo, 23 de noviembre de 2014

Carta a un joven más fuerte que el horror

Fuente: El Nuevo Dia P.R.
Por Nelson Gabriel Berríos 
Esta carta es para ti, con el abrazo solidario de todo un pueblo que ha llorado contigo tu tragedia y con inmensa admiración ante tu valentía. A tus 13 años, aun siendo casi un niño, te convertiste en un joven sobreviviente de la violencia que demostraste ser más fuerte que el horror.

Somos muchos los que confiamos, por la fe que tú mismo has demostrado, que tendrás un mejor mañana, porque sabemos que eres un luchador, porque algo muy bueno, extraordinario, sembraron en ti tus padres, Miguel Ortiz Díaz y Carmita Uceda Ciriaco. Todo el amor, las enseñanzas, los valores, las caricias, los abrazos, la disciplina, las bendiciones que te brindaron quedan en ti para siempre y de alguna forma seguirán guiando tus pasos.

“Perdón”, así como tal cosa te pidió hace unos días uno de tus atacantes, José Luis Bosch, mientras iba esposado para ser acusado por la masacre de Guaynabo. ¿Perdón, tan fácil? ¿Por asesinar a tu papá, a tu mamá que te pidió que nunca dejaras de rezar justo antes que le dispararan, a tu hermano Michael por quien imploraste porque cumplía 15 años ese día, a tu abuela Clementina que estaba de rodillas? ¿Perdón por el terror de que te apuntaran con una pistola que se quedó sin balas, por acuchillarte, por intentar estrangularte, por lanzarte por un puente de 40 pies solo porque te creyeron, como astutamente fingiste, estar muerto? No. No hay perdón que valga el dolor infinito que has tenido que enfrentar.

Quiero decirte que no podemos entender cómo Christopher Sánchez Asencio, a quien tu familia le alquiló la casa en la urbanización Versalles de Bayamón, pudo tener la sangre fría de haber compartido con ustedes en tu propio hogar y luego planificar esa masacre. El que le pidieran que dejara la casa si no la podía pagar jamás justificará un crimen tan espeluznante como el que cometió junto a Bosch. ¿Qué absurdo razonamiento había en su cabeza? ¿Pensaba así quedarse viviendo en la casa? ¿No le importaba destruir vidas? Ahora los asesinos troncharon también sus propias vidas pues jamás saldrán de prisión.

La mamá de Bosch, el que te pidió perdón, describió a su hijo como “un muchacho bueno” que se juntó con un mal amigo. Qué ciega por el amor de madre. Un muchacho bueno no entra a una casa a matar una familia a balazos, no anda con una cuchilla para apuñalar a un jovencito, no intenta estrangular. ¿Cuántas madres y padres estarán ajenos en nuestro país de las andanzas de sus hijos? ¿Cuántos ya no son influencia positiva en sus vidas y luego lamentarán ver a sus hijos hundidos en la delincuencia? Los jóvenes adultos ya deciden qué camino eligen, por supuesto, pero no hay edad límite para que un padre o una madre puedan dar su consejo y guía a un hijo descarriado. Los valores hay que enseñarlos a tiempo y reiterarlos.

Al menos, estos asesinos pagarán sus crueles crímenes. Gracias a tu valentía, a tus ganas de vivir, pudiste sobrepasar esta terrible prueba y se hará justicia a tu familia. Ojalá todos los jóvenes violentos pudieran verse retratados en Christopher y en José Luis para reflexionar y evitar terminar como ellos con una condena en prisión. Hay mejores formas de vivir.

Tras la tragedia, te toca pensar en ti. Eres un sobreviviente de la más tortuosa experiencia, pero hay que dejar el horror atrás. Te creciste, sacaste fuerzas, nos enseñaste a todos, que ante una grave situación, podemos luchar, superarla y sobrevivir. Tal vez es también lección para nuestro país en crisis.

Ahora tienes que recuperarte. Estás sanando heridas, del cuerpo y del alma. Esto toma tiempo pero saldrás adelante, ya verás. Agárrate de la fe que te inculcó tu mamá Carmita. Fe es creer que algo bueno vendrá aún cuando las circunstancias parecen más terribles. Ya pudiste experimentarlo. Recuerda la disciplina de tu papá Miguel, un militar que de seguro te dio consejos de cómo enfrentar situaciones, luchas, sacando fuerzas de donde pareciera que no las hay. La vida no es fácil pero tú eres un luchador que va a lograr grandes cosas. Paso a paso, vas a tener ayuda y apoyo de gente que te quiere. Nadie podrá sustituir a tus papás, pero recuerda que no estás solo. Tienes a tus tíos paternos en Puerto Rico y de parte de tu madre, en Perú. También cuentas con tus hermanos mayores que vinieron a apoyarte y a tus amigos que, estoy seguro, algunos serán también como hermanos. Y tienes un pueblo que está orando por ti, deseándote lo mejor. Este país quisiera tanto poder compensarte la angustia vivida, porque todos los que tenemos consciencia nos pusimos en tu lugar, pensamos en nuestros hijos, en la posibilidad de un ataque así en lo más sagrado que es la intimidad del hogar y sufrimos contigo. Te tenemos pegado al alma.

No sabemos si decidirás quedarte en Puerto Rico, con tus amigos y tus tíos paternos, o si decidirás irte a Perú con la familia de tu mamá. Donde decidas, y sabemos que decidirás bien, busca ayuda profesional para tratar de superar esta experiencia. Más allá del dolor, evoca a tu familia con alegría, aférrate a los buenos momentos con tus papás, con tu hermano, con tu querida abuela.

Por lo que escuchamos de ti, sabemos que tú sí eres un muchacho bueno. Recuerda, por las enseñanzas que recibiste, el mandamiento de honrar padre y madre. Tus papás, Miguel y Carmita, en realidad, continúan viviendo en ti. En tu ser está lo mejor de ellos. Tú eres fuerte y tienes fe. Ojalá comprendas cuán maravilloso es el regalo de la vida. Aprovéchala, valórala y haz de tu existencia algo provechoso, llena de logros de los que tus padres y tu hermano Michael pudieran haberse sentido orgullosos. Tú, como todos los jóvenes de tu edad, tienes la vida por delante para aprender, para ayudar a los demás, para amar, para trabajar, para aportar a la sociedad, para algún día formar una familia, y ser feliz. Algun día les hablarás a tus hijos de lo estupendos que eran tus papás y del gran hermano que era Michael. Eso es honrar la memoria de tus padres y vivir la vida a plenitud.

Quiero pensar que desde algún punto del universo tus padres podrán contemplarte y sonreír al verte avanzar en la vida. ¿Sabes algo? El amor no muere. En el rincón de tu corazón donde habitan los recuerdos felices, allí ellos te abrazarán por siempre.

pd. Quiero agregarle  algo mas a este bello escrito. Algún día, no lejano, podrás recibir en la resurrección a tus seres queridos vilmente asesinados, darle la bienvenida a un nuevo mundo y narrarle con alegría tu experiencia después que ellos partieron en la muerte. Juan 5:28, 29.m ( Rosario Castillo)


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