Variedades

domingo, 22 de septiembre de 2013

¡Se congeló el infierno…!

Fuente: Listin iario.-

Figuramos en la lista infame de los países más maltratadores del mundo. Por supuesto, del mundo civilizado, porque hay sociedades tribales en la India, África, China y hasta en la América andina, que son auténticos monumentos al patriarcado más remoto.

Deberíamos sentir vergu¨enza del elevado número de femicidios –dije femicidios, no “feminicidios”–, que se registran todos los años en la República Dominicana. La mayoría por hombres celosos, amargados, resentidos, traumados… Y las querellas de mujeres maltratadas en destacamentos y fiscalías contra hombres abusadores son tantas que los tribunales no dan abasto para ventilarlos oportunamente.

De eso sabe Yeni Berenice, tan dispuesta siempre a trancar a los maltratadores.

El patriarcado dominicano es antológico, un problema cultural que se remonta a los inicios de nuestra sociedad, mezcla de la holgazanería indígena con el machismo ibérico que impuso la sumisión de la mujer.

Las sociedades modernas han eliminado este atavismo, y ya en estos tiempos la mujer y el hombre tienen exactamente los mismos derechos, como debió haber sido siempre. El hombre en su sitio y con sus responsabilidades, y la mujer en el suyo con deberes similares.

No quiere eso decir que no se produzcan abusos de toda naturaleza, sobre todo a partir de la superioridad física del hombre. Pero además de la penalización legal, el maltrato a la mujer constituye una deshonra familiar y social.

El hombre maltratador es un paria en toda sociedad organizada… Y se le trata en consecuencia… “Sin amores, sin amigos, sin futuro… sólo abundante de vergu¨enza”.

… Pero la mujer lo “machacaba”
Se dan algunos casos excepcionales de mujeres que maltratan a los hombres. Son los matriarcados que a veces se expresan con similar nivel de abuso e intolerancia.

Por eso el caso de La Romana, publicado el pasado sábado en el Listín, ha llamado la atención y provocado curiosidad no solo por la ocurrencia sino por los resultados y los alegatos de ambas partes.

Vale la pena reproducir la noticia, despachada por el periodista Manuel Antonio Vega, para luego hacer un comentario: “Un hombre que alega haber recibido golpes, puñaladas e insultos sometió a su pareja ante la Fiscalía, donde quedó detenida tras una orden de arresto impuesta por un juez en La Romana.

“Julio Sánchez habría decidido ponerle fin al maltrato y acudió ayer a la Justicia a poner la querella contra su esposa Grissel Mercedes, quien según él llegó hasta a azotarlo con una correa.

–“Es la tercera vez que la someto por maltratarme, y nadie me hacía caso… Pero ahora es de verdad, porque ya está presa. Yo estaba cansado de recibir maltratos, palos, trompadas, cachetadas, puyones con cuchillos e insultos. Eso se acabó aquí ya…”, dijo el atribulado hombre a la prensa.

“La mujer lloraba en el cuartel policial de La Romana, donde fue conducida, y dijo que el hombre se ganaba todo eso “porque él quería que yo lo dominara, para no perderme”.

“Se le conocerá una medida de coerción hoy”.

Los dos dicen la verdad...
Es probable que los dos digan la verdad… Y aquí entra la ley en un grave conflicto.

El estudio de la conducta humana –nadie mejor que el doctor César Mella para estas patologías–, tipifica estos casos dentro del sadomasoquismo de parejas desavenidas que se procuran satisfacción infligiéndose maltratos físicos.

Ningún código lo específica, pero este es un caso patológico más que penal… Él la sometió tres veces por “abusos físicos”, pero volvía con su mujer… Porque quería que ella “lo dominara”… Y ella lo complacía.

¡Esos dos se mueren juntos…! Diría César Mella.




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