Variedades

sábado, 24 de marzo de 2012

¿Qué dice realmente la última encuesta Gallup?

Por: Haroldo Dilla Alfonso
La última encuesta Gallup/Hoy –la que ya nos hemos acostumbrado a considerar como la madre de todas las encuestas- afirma que los principales contendientes están en un virtual empate técnico. Medina aventaja por poca cosa a Mejía, pero el margen de error compensa el desbalance.

Esa es la fotografía del momento, pero no el video de la campaña, en la que hace solamente dos meses Hipólito Mejía mostraba una cómoda ventaja. Lo que el video muestra es una tendencia al alza –trabajosa pero alza al fin- de Danilo Medina y un estancamiento a la baja del candidato opositor. Y esto solamente a dos meses de las elecciones.

Hay muchas razones que contribuyen a explicar esta situación.

Algunas de ellas tienen que ver con el desbalance de recursos de los bandos. El gobierno peledeísta está gastando todo el dinero del mundo en apoyar a este candidato electoral que pasará a la historia como el más caro y aterido de la historia nacional: propaganda en cada esquina, conciencias compradas con cargos y pensiones, un carnaval de pequeñas obritas en los barrios, con poco impacto pero mucha visibilidad, etc. Una verdadera francachela de dinero público –el mismo que no se gasta en nuestro depauperado sistema educativo-que viene a apoyar la continuidad en el poder de esta élite derechista, corrupta y arrogante.

A cambio, Hipólito Mejía está corriendo con la dirección de su partido en contra y con muy poco dinero. Ciertamente es una situación delicada que pone sobre la mesa la posibilidad real de que los fanáticos del partido blanco se queden con las ganas de festejar el próximo 20 de mayo.

Desde mi punto de vista, sin embargo, el principal factor que está operando contra Hipólito Mejía es que está intentando dar la pelea al PLD en su mismo campo y con recursos muy menguados.

En otras palabras, el PLD ha logrado consolidar una base social inamovible, compuesta de grupos muy poderosos del gran capital local que se han servido con la cuchara grande en estos últimos ocho años, la vasta clase media conservadora que ha sido en buena medida prohijada desde el poder, un estrato funcionarial que se juega todo con la continuidad y sectores populares que han sido cooptados a través de los programas de administración de la pobreza. Su mayor fuerza radica en la capital, donde se ha gastado la mayoría del presupuesto nacional. Y tiene mucho dinero para comprar electrones sueltos y potenciales disidentes, como ha hecho incluso con una parte de la izquierda local tradicional e intelectuales de igual signo, pero también con la derecha más impresentable atrincherada en la FNP y tras los ripios del PRSC.

El PRD tiene una base popular muy extensa, fuertemente golpeada por la insensibilidad social del gobierno de Leonel Fernández, y de una parte menor del empresariado. Pero no ha logrado captar el apoyo de la fracción democrática y liberal –eventualmente de izquierda- de la clase media, que difícilmente votará morado, pero que no se siente cómoda con la actual situación del PRD y de su candidato.

Creo que si el PRD no logra captar este voto, no podrá ganar.

La única manera de hacerlo es presentando a la sociedad un compromiso convincente y sincero para afrontar temas claves como la corrupción y el castigo ejemplar que la sociedad espera, el incremento del gasto social, la descentralización del estado, la democratización de sus estructuras política y estatales, y la inclusión sociopolítica de los excluidos. Avanzar en un pacto social y político que permita al PRD recuperar la identidad democrática que lo convirtió en la esperanza de una sociedad, y que ha venido erosionándose, incluso en el propio gobierno precedente de Mejía.

Si el PRD y su candidato esperan ganar las elecciones cooptando los despojos políticos que no caben en el PLD, mediante pactos castrantes que nunca conocemos exactamente, entonces creo que el PRD va a perder. Diría, que no vale la pena que gane.

Lo que la sociedad dominicana necesita es otra cosa: es una alternativa democrática en el sentido más amplio de la palabra. Una alternativa que cierre el paso al proyecto corrupto, autoritario y derechista que encarna el Partido de la Liberación Dominicana. Que aleje la amenaza que todos y todas sufrimos de una auténtica dictadura constitucional encabezada por el actual presidente de la república.

Para hacerlo se necesita una voluntad política y una audacia que por el momento ni el candidato blanco ni su equipo han mostrado. Aún hay tiempo para avanzar pero ni un minuto para perder. Aún Hipólito Mejía tiene la posibilidad de ganar. Pero lo que es más importante, hacer que gane la sociedad dominicana.

Fuente: 7 Dias







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