Reforma al Código Laboral
Por Franklin Vicente.-
En la actualidad la reforma al Código Laboral, ha ocupado las primeras planas de los diarios nacionales, así como los canales televisivos más importantes de nuestro país.
Los sindicalistas, empresarios y legisladores han emitido su opinión referente a la posible
reforma al Código Laboral de 1992. Por mi corta experiencia y por los conocimientos
recibidos en las aulas, puedo determinar que dicho texto legal puede ser considerado un
logro en materia de los derechos de los trabajadores.
Este deseo de reforma de nuestro código, no es mas que una vil respuesta de los
empresarios, por el pirrico aumento de un 14% al salario mínimo de los empleados.
Tengo la firme convicción de que esta reforma es poco probable por el momento y
la misma carece de lógica, por entender que la misma busca erradicar los privilegios
existentes en nuestro Código Laboral.
Hace 21 años que el Código Laboral entro en vigencia y después de analizar el marco
laboral en Republica Dominicana, es evidente que el mismo amerita alguna reformas
para ser adaptado a los cambios experimentados en el sector laboral desde 1992, cuando
el mismo fue aprobado, pero dichas reformas deben ir encaminadas a mejorar la calidad
de vida de los empleados, no a favorecer a un sector cuyos único interés es el capital
invertido.
Por tal razón, las modificaciones al Código Laboral no debe implicar la eliminación
de derechos de los trabajadores, mas bien este escenario debe ser un instrumento para
otorgarle una oportunidad a aquellos que no trabajan o que lo hacen en el sector informal.
Según informaciones, este proyecto de reforma no es más que una estrategia que tiene
como fin limitar la cesantía. Todos cuantos tomamos clases de Derecho Laboral y
damos seguimiento a temas de carácter laboral, sabemos que la Cesantía tiene naturaleza
indemnizatoria por las pérdidas del empleo del trabajador sin haber incurrido en ninguna
falta. En otra palabra, es una asistencia económica por el tiempo que pasará el trabajador
sin empleo, y desde mi punto de vista esta conquista debe ser preservada a toda costa, ya
que la cesantía representa una garantía para todo trabajador.
No es un llamado al desorden, pero creo que es hora de que los trabajadores se organicen
para iniciar una campaña de resistencia a los intentos de reformas porque ningún sector
promueve una reforma para mejorar las condiciones del sector contrario y obviamente lo
que el sector empresarial busca con la reforma es eliminar el beneficio de la cesantía de
los trabajadores.
De acuerdo a artículos estudiados y a opiniones de juristas connotados, “este tipo
de reformas de los códigos en los distintos países se producen por crisis económicas,
sociales y políticas”, las mismas siempre son promovidas por los trabajadores cuando
llegan a la conclusión de que el código es insuficiente y que no satisface las aspiraciones
de los trabajadores y no permite una correcta distribución de los bienes que producen.
Esta reacción no es salpresa, ni nada fuera de lo común, es la reacción del sector
capitalista, con el objetivo de cambiar, de limitar las grandes conquistas de nuestro
sistema laboral en República Dominicana cuando en realidad ha sido elogiada por
grandes naciones como Estados Unidos, razón por lo cual el país sacó “las mejores notas”
con relación a la región centroamericana en el marco de las negociaciones para el acuerdo
de libre comercio firmado con Estados Unidos y Centroamérica (DR-Cafta), e incluso ha
sido reconocida por sus avances por la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
Como muchos saben y lo que planteo en este articulo, el auxilio de cesantía, es una
contrapartida al derecho del desahucio que el Código de Trabajo le reconoce al
empresario aún cuando el trabajador no haya dado ningún motivo, lo que indica que
para que la cesantía desaparezca debería desaparecer también el desahucio, así nos los
confirman el Ex Magistrado de la Suprema Corte de Justicia Julio Aníbal Suárez y el Ex
Vicepresidente de la República Dominicana, Dr. Rafael Alburquerque, quienes fueron los
ideólogos y redactores del código de trabajo actual.
En la materia que nos ocupa los contratos de trabajo terminan cuando se comete una falta
o cuando hay una crisis comprobada en la empresa, por tanto entre ambos mecanismos
insertados en nuestro código poseen un vínculo insoluble, ya que si se quita una parte
habría que quitar la otra.
Vuelvo y reitero, es de mi humilde opinión y de los pilares del derecho laboral,
Dr. Rafael Alburquerque y Dr. Julio Aníbal Suárez, reformar el código de trabajo
representaría un grave error y perjudicaría las grandes conquistas logradas por los
trabajadores.
Estas reformas auspiciada por sanguijuelas capitalistas y cuando expreso este termino
me refiero a los empresarios e inversionistas extranjeros que buscan beneficiarse del
empleados dominicanos obligando a los mismos a trabajar en condiciones precarias,
por tanto estas propuestas orientadas a flexibilizar las normas laborales hay que ser muy
prudentes y tener cuidado para no afectar las conquistas universales de los trabajadores
que a su vez son compromisos del Estado dominicano.
En la actualidad la reforma al Código Laboral, ha ocupado las primeras planas de los diarios nacionales, así como los canales televisivos más importantes de nuestro país.
Los sindicalistas, empresarios y legisladores han emitido su opinión referente a la posible
reforma al Código Laboral de 1992. Por mi corta experiencia y por los conocimientos
recibidos en las aulas, puedo determinar que dicho texto legal puede ser considerado un
logro en materia de los derechos de los trabajadores.
Este deseo de reforma de nuestro código, no es mas que una vil respuesta de los
empresarios, por el pirrico aumento de un 14% al salario mínimo de los empleados.
Tengo la firme convicción de que esta reforma es poco probable por el momento y
la misma carece de lógica, por entender que la misma busca erradicar los privilegios
existentes en nuestro Código Laboral.
Hace 21 años que el Código Laboral entro en vigencia y después de analizar el marco
laboral en Republica Dominicana, es evidente que el mismo amerita alguna reformas
para ser adaptado a los cambios experimentados en el sector laboral desde 1992, cuando
el mismo fue aprobado, pero dichas reformas deben ir encaminadas a mejorar la calidad
de vida de los empleados, no a favorecer a un sector cuyos único interés es el capital
invertido.
Por tal razón, las modificaciones al Código Laboral no debe implicar la eliminación
de derechos de los trabajadores, mas bien este escenario debe ser un instrumento para
otorgarle una oportunidad a aquellos que no trabajan o que lo hacen en el sector informal.
Según informaciones, este proyecto de reforma no es más que una estrategia que tiene
como fin limitar la cesantía. Todos cuantos tomamos clases de Derecho Laboral y
damos seguimiento a temas de carácter laboral, sabemos que la Cesantía tiene naturaleza
indemnizatoria por las pérdidas del empleo del trabajador sin haber incurrido en ninguna
falta. En otra palabra, es una asistencia económica por el tiempo que pasará el trabajador
sin empleo, y desde mi punto de vista esta conquista debe ser preservada a toda costa, ya
que la cesantía representa una garantía para todo trabajador.
No es un llamado al desorden, pero creo que es hora de que los trabajadores se organicen
para iniciar una campaña de resistencia a los intentos de reformas porque ningún sector
promueve una reforma para mejorar las condiciones del sector contrario y obviamente lo
que el sector empresarial busca con la reforma es eliminar el beneficio de la cesantía de
los trabajadores.
De acuerdo a artículos estudiados y a opiniones de juristas connotados, “este tipo
de reformas de los códigos en los distintos países se producen por crisis económicas,
sociales y políticas”, las mismas siempre son promovidas por los trabajadores cuando
llegan a la conclusión de que el código es insuficiente y que no satisface las aspiraciones
de los trabajadores y no permite una correcta distribución de los bienes que producen.
Esta reacción no es salpresa, ni nada fuera de lo común, es la reacción del sector
capitalista, con el objetivo de cambiar, de limitar las grandes conquistas de nuestro
sistema laboral en República Dominicana cuando en realidad ha sido elogiada por
grandes naciones como Estados Unidos, razón por lo cual el país sacó “las mejores notas”
con relación a la región centroamericana en el marco de las negociaciones para el acuerdo
de libre comercio firmado con Estados Unidos y Centroamérica (DR-Cafta), e incluso ha
sido reconocida por sus avances por la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
Como muchos saben y lo que planteo en este articulo, el auxilio de cesantía, es una
contrapartida al derecho del desahucio que el Código de Trabajo le reconoce al
empresario aún cuando el trabajador no haya dado ningún motivo, lo que indica que
para que la cesantía desaparezca debería desaparecer también el desahucio, así nos los
confirman el Ex Magistrado de la Suprema Corte de Justicia Julio Aníbal Suárez y el Ex
Vicepresidente de la República Dominicana, Dr. Rafael Alburquerque, quienes fueron los
ideólogos y redactores del código de trabajo actual.
En la materia que nos ocupa los contratos de trabajo terminan cuando se comete una falta
o cuando hay una crisis comprobada en la empresa, por tanto entre ambos mecanismos
insertados en nuestro código poseen un vínculo insoluble, ya que si se quita una parte
habría que quitar la otra.
Vuelvo y reitero, es de mi humilde opinión y de los pilares del derecho laboral,
Dr. Rafael Alburquerque y Dr. Julio Aníbal Suárez, reformar el código de trabajo
representaría un grave error y perjudicaría las grandes conquistas logradas por los
trabajadores.
Estas reformas auspiciada por sanguijuelas capitalistas y cuando expreso este termino
me refiero a los empresarios e inversionistas extranjeros que buscan beneficiarse del
empleados dominicanos obligando a los mismos a trabajar en condiciones precarias,
por tanto estas propuestas orientadas a flexibilizar las normas laborales hay que ser muy
prudentes y tener cuidado para no afectar las conquistas universales de los trabajadores
que a su vez son compromisos del Estado dominicano.
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