Variedades

martes, 14 de enero de 2014

Los Palmeros

 Por Manuel Hernández Villeta_

La juventud dominicana que tomó el fusil en la revolución de abril del 1965 fue heroica, pero anticrítica. En los doce años del gobierno de Joaquín Balaguer, que se puede interpretar como una dicta-blanda dirigida por un déspota ilustrado, se asesinó en las calles a lo mejor de nuestros jóvenes.

La revolución presentó hechos verdaderos que la sangre, el luto y los comandos multiplicaron cuando se trató de extender los combates con nuevas revueltas, cuando el momento era de reflujo, de temores y de fortalecimiento del aparato represivo.

Lo primero es que la revolución fue un aborto de una conspiración cívicomilitar develada. El reparto de armas por parte de los militares constitucionalistas, la integración de las grandes masas, y el impulso de sectores de izquierda, le dio el matiz de revuelta popular.

Pero la revolución con toda su heroicidad, fue cercenada y recibió una estocada en la yugular, cuando llegaron las tropas norteamericanas, y establecieron el cordón de seguridad, dejando a los sectores progresistas en las cuadras de Ciudad Nueva. Esa acción de pinza sangrienta dirigida por los norteamericanos, permitió la operación limpieza en la zona Norte.

Lo real y verdadero es que la revolución de abril no triunfó. La intervención norteamericana cerró su camino heroico y de vuelta a la Constitucionalidad sin elecciones, y dio paso al gobierno de los doce años del doctor Joaquín Balaguer. Los grupos de izquierda y progresistas no se hicieron la autocrítica, y en vez de lograr la unidad, se dividieron en decenas de minúsculos grupos, que se autollamaban comandos de liberación nacional.

Balaguer sintetizaba un gobierno de fuerza que apoyado por los norteamericanos hacía imposible que triunfara otra revolución armada. En el año 1972 un comando foquista como Los Palmeros carecía de la fuerza militar, social, política y logística, para poner en peligro al régimen.

Hay que reconocer que Amaury Germán Aristy, Virgilio Perdomo Pérez, Bienvenido Leal Prandy y Ulises Cerón Polanco, es el mejor ejemplo que se puede levantar de la juventud dominicana en toda su historia, pero no había condiciones para que triunfara una guerrilla urbana en República Dominicana.

Los Palmeros eran la avanzada de una guerrilla rural y nacional que planificaba Francis Caamaño. Condenada de antemano al fracaso, por el reflujo político en el país, por el férreo poder militar de Balaguer, y porque la revolución se quedo en abril, y todos los movimientos de respuestas armada habían fracasado.

Los Palmeros escribieron su nombre con sangre y heroísmo en la conciencia y la historia nacional, pero hoy como ayer, junto a la heroicidad hay que pasar el trago amargo de la crítica y la autocrítica. Su testamento es seguir luchando por reivindicaciones sociales, y por un mejor futuro para todos.
Tomado de Precision.com


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