Variedades

jueves, 31 de enero de 2008

Ríase si quiere

Un hombre tiene que faltar al trabajo y acudir a la corte debido a una infracción menor de tráfico. Mientras espera hora tras hora a que su caso sea escuchado, empieza a impacientarse. Cuando finalmente dicen su nombre, ya por la tarde, se para frente al juez solo para oír que la corte tomara un descanso el resto d la tarde y que será llamado al día siguiente.
-¡Maldición¡ ¡Esto no es posible! Exclama el hombre furioso, dando un golpe al estrado.
El juez, irritado por un tedioso día de trabajo, grita:
-¡Veinte dólares de multa por maldecir en la corte!!Y claro que es posible!
Entonces, el magistrado al darse cuenta de que el hombre toma su cartera y la revisa, le dice:
-Bueno, pero no tiene que pagar en este momento.
-Descuide-dice el hombre-, solo estoy viendo si me alcanza para otras tres palabras.


El consultorio medico esta abarrotado como siempre, pero el doctor se mueve a su acostumbrado paso de tortuga. Tras esperar dos horas, un hombre mayor se levanta lentamente y empieza a caminar hacia la puerta.
-Señor, ¿adonde va )- le pregunta la recepcionista.
-Bueno, creo que me voy a casa, a morir de muerte natural.

Una pareja de esquimales recién casados pasan la noche juntos. A la mañana siguiente, la esposa descubre que tiene seis meses de embarazo.

Un pequeño le pregunta a su mama -¿Qué harías si te ganarás la lotería?
–Pagar deudas-responde ella.
-¿Y el resto?
-¡El resto que se espere!

El nuevo gerente de una empresa quiere dar ejemplo de productividad entre sus empleados. Yendo de oficina en oficina, de repente se toma con un muchacho que no esta haciendo nada y le pregunta:
-¿Cuánto gana mensualmente, jovencito?
El joven le contesta:
-Tres mil pesos, señor.
Entonces el gerente saca tres mil pesos de su cartera y le dice:
-Tome, y váyase de aquí, no quiero volver a verlo nunca.
El muchacho toma el dinero y se va. El gerente, orgulloso de su actitud en contra de la poca productividad, le pregunta a otro empleado:
-¿A qué se dedicaba ese joven en la empresa?
-A nada, señor; era el repartidor de pizzas.

Dos niños le suplican a su mamá que les compre un hámster, y ella finalmente accede. Pero tal como lo temía, acaba haciéndose cargo de la mascota. Una noche, fastidiada, reúne a los niños y les pregunta:
-¿Para qué diablos querían a ese condenado hámster? ¿Cuántas veces creen que se habría muerto si no lo hubiera yo cuidado por ustedes?
-No lo sé-responde el niño-¿una?
Tomado de Selecciones

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